Un funeral en Japón

Un ambiente de paz

Recientemente celebré el funeral de la Sra. Hanako Shibata. Yo uso la palabra "celebrar" porque la ceremonia tuvo una atmósfera palpable de paz. La Sra. Shibata tenía 93, y hasta cerca de los 90 estuvo activa en la comunidad de la iglesia de Hodogaya en la ciudad de Yokohama. Ella fue muy querida por su familia y por nuestra comunidad parroquial.

Las exequias católicas en Japón, hasta cierto punto siguen la práctica budista. Sin embargo, estos ritos son, básicamente, las antiguas prácticas culturales japonesas, ya que incluso son anteriores a la entrada del budismo en Japón desde China a través de la península de Corea en el sexto siglo DC (552 DC).

Después de la muerte se hace el traslado solemne del cuerpo al ataúd. Este pequeño pero importante rito se realiza en el hogar. El sacerdote bendice el cuerpo que se presenta sobre una tela fuerte, entonces el propio ataúd se bendice con agua bendita. Después de una oración cada persona de la familia sostiene los lados de la tela y levanta el cuerpo en el ataúd. Todos cantamos un himno y ofrecemos incienso.

El cuerpo es trasladado a la iglesia y es recibido por el sacerdote y los representantes de la comunidad. El velorio litúrgico se suele celebrar a las 6 de la tarde, es decir, después de las horas de trabajo. En el caso de la señora Shibata la iglesia estaba llena. Presente no sólo estaban sus hijos y nietos, sino también representantes de las empresas y la fábrica donde trabajan sus tres hijos. También estuvieron presentes personas del barrio, muchos amigos y un gran número de la comunidad parroquial.

El velorio litúrgico suele durar una hora. Tenemos la oración con salmos y melodías profundas y solemnes. Por ejemplo, el Salmo 42, "Como un ciervo, tengo sed de ti mi Dios", y el Salmo 139: "Señor, tú me sondeas y me conoces". Durante la homilía, si participan muchos no cristianos, es una maravillosa oportunidad misionera para hablarles del amor incondicional de Dios para todos. La ceremonia concluye con un resumen de la vida de la persona fallecida hecha por el hijo mayor que ¡incluye los datos clínicos completos de la razón de la muerte! Luego, cada persona en procesión pone un clavel blanco en frente a una foto del fallecido como un símbolo de la oración por los difuntos. Tras el velorio a menudo se sirve algún refresco, y sushi.

Al día siguiente es la Misa de funeral y la despedida final. El canto de la comunidad Hodogaya es hermoso y muy consolador para la familia de la Sra Shibata. Luego, después de la misa se abre el ataúd y empezando por los familiares, y después todos, colocan flores en todo el cuerpo. Incluso el nieto más pequeño de la señora Shibata tocó la frente de su abuela y con su flor y también le dejó una nota escrita a mano y un dibujo. Finalmente cada pariente cercano pone una mano en la tapa del ataúd y el ataúd se cierra. Note la participación de toda la familia. Esta es una costumbre muy sana.

En el crematorio hay oraciones cortas. Las cenizas se colocan en una urna de porcelana- de nuevo por los parientes cercanos. En el día 49 después de la muerte, la urna se coloca solemnemente en la cripta de la familia, que es un espacio subterráneo que contiene de 8 a 10 urnas. Las criptas  están bien cuidadas y se visitan en los equinoccios y el 15 de agosto (día budista de los muertos) y los católicos también el 2 de noviembre. Fechas especiales son el primer, tercer, séptimo y décimo tercero aniversarios. La Sra. Shibata recibirá muchas oraciones. "Es una idea santa y provechosa orar por los muertos." 2 Macabeos 12:46

 

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