Algo Verdaderamente Especial

En medio de todo el ajetreo que envuelve a los días previos a la Navidad hay una necesidad desesperada por un momento de asombro silencioso mientras somos invitados a adentrarnos en el misterio que cambia todo, el misterio de la Encarnación. ¡En nuestra alma sabemos que este misterio necesita ser celebrado con algo más que envolver regalos y comer en exceso!

Queremos ver y tocar y ser vistos y tocados por el niño Divino. Anhelamos experimentar y compartir la esperanza y el gozo de las promesas de esta santa noche. Los ángeles se aparecieron a los pastores: “No tengan miedo…Un salvador ha nacido para todas las personas…y aquí está la señal…encontrarán a un niño recostado en un pesebre”. En nuestro punto de vista mundano podríamos discutir, “¿Qué quieren decir con “acostado en un pesebre” ...en un establo”? Sin embargo, siglos de profecías, las esperanzas de las tribus y los pueblos se cumplen en un establo de Belén. 

¿Qué significa todo esto?... Dios, quien está más allá de nuestra comprensión, se convirtió en un bebé vulnerable para que pudiéramos conectarnos con Él. ¿Has podido alguna vez no sonreír ante un bebé? Él ha nacido, no en un palacio, sino en un establo. El místico, Tomás Merton señaló: “Cristo siempre busca las pajas en la cuna más desoladas para hacer su Belén¨. Jesús vino a salvarme de esas partes desoladas de mi vida, los pecados que no quiero reconocer. Este diciembre es posible permitirle acercarse y tocar esas heridas y sanar ese dolor. ¿Guardas resentimiento y heridas? Entrégaselas al niño Jesús. Deja que el pastor pobre y confiado dentro de ti emerja detrás de esa máscara de dureza y sofisticación.

El niño es colocado en el pesebre, un comedero para los animales, recordándonos que el altar, la mesa de comunión, se convierte en un lugar de alimento cada vez que asistimos a la Eucaristía. Es el lugar donde venimos a comer y beber el cuerpo del Señor para que Cristo se convierta en parte de nosotros y nos convirtamos en lo que comemos.

El Salvador se convirtió pequeño y vulnerable para hacer que nuestros corazones sean más tiernos. Que todos nos llenemos de una profunda alegría al saber que gracias a esta noche todo ha sido transformado, se hace nuevo.

No te sorprenda que esos que tienen menos problemas en aceptar este mensaje son los harapientos, incluso los rechazados. Las Buenas Nuevas son malas nuevas para aquellos que no quieren rendirse ante ella. Rechazarán e incluso perseguirán a aquellos que den testimonio de ello.

Dios está con nosotros, no como un juez aterrador, sino como un bebé que necesita y desea calor humano. Él está con nosotros cuando nos encontramos atrapados en una situación imposible, o enfrentamos una enfermedad, o cuando reímos con nuestros amigos, o cuando lloramos por la muerte de un ser querido.

Debido al nacimiento de este niño nada humano permanece fuera de la presencia de Dios. Devolvamos ese amor aceptando nuestra misión. El difunto gran teólogo anglicano, Max Warren, lo expresó de esta manera:

Jesús mismo es la gran comisión. 
Él es el que ha sido enviado.
Él mismo es el mensaje.
En su vida y por sus enseñanzas y acciones.
En su agonía y en su muerte,
Y por su resurrección,
Él es la proclamación de su Mensaje.
Él es el mensajero.
Esta afirmación fundamental es el tema del Nuevo Testamento.

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