Madre del Buen Consejo

Oh Santa Virgen, a cuyos pies somos conducidos por nuestra ansiosa incertidumbre
en nuestra búsqueda y logro de lo que es verdadero y bueno,
invocándote con el dulce título de Madre del Buen Consejo,
te suplicamos que vengas en nuestra ayuda,
cuando, a lo largo del camino de esta vida, las tinieblas del error
y del mal conspiran hacia nuestra ruina
descarriando nuestras mentes y nuestros corazones.


Amén.