Límpiame de mi Pecado

Oh Espíritu Santo, Consolador misericordiosísimo;
Procedes del Padre
de una manera que sobrepasa nuestro entendimiento.
Ven, te lo suplico,
y haz tu morada en mi corazón.

Purifica y límpiame de todo pecado,
y santifica mi alma.
Límpialo de toda impureza,
riega su sequedad, derrite su frialdad,
y sálvalo de sus caminos pecaminosos.

Hazme verdaderamente humilde y resignado,
para poder agradarte,
y permanece conmigo para siempre.

Luz bendita, luz Amabilísima,
Ilumíname.


Amén.