Papa Francisco en Salud

Soy una doctora Católica que promueve la salud de cuerpo, mente y espíritu y apoya firmemente las enseñanzas del Papa Francisco. Durante esta temporada de división en nuestra sociedad y nuestra Iglesia sobre temas relacionados con la salud, quiero celebrar algunas de las enseñanzas del Papa Francisco relacionados con la salud. Creo que seguir sus palabras nos hará más saludables.

Como nuestro pastor, el Papa Francisco esta profundamente preocupado por nuestra salud, especialmente por el estado de nuestras almas. Porque la salud del cuerpo, salud de la mente, y salud del alma están interconectadas, sus enseñanzas impactan nuestra salud en general, no solamente la salud espiritual. Desde 2013, cuando se convirtió en Papa, hemos estado sacudidos por las divisiones, ira, retórica, y el juicio que parece ha ido creciendo en nuestro país, mundo, y la Iglesia. 

El Papa Francisco habló sobre la salud del cuerpo, mente, y espíritu en la Quinta Conferencia Internacional del Vaticano “Explorando la Mente, Cuerpo y Alma y Cómo la Innovación de Nuevos Sistemas de Entrega Meran la Salud Humana”, en mayo de 2021. Se refirió al modelo tripartito de espíritu, alma, y cuerpo de San Pablo en la Primera Carta a los Tesalonicenses, y comentó que la mente, cuerpo, y espíritu, “hoy en día con mucha frecuencia separados, están profunda e inseparablemente interrelacionados”.

El Papa Francisco continúa: “Gracias a los estudios interdisciplinarios, podemos llegar a apreciar mejor la dinámica involucrada en la relación entre nuestra condición física y el estado de nuestro medio ambiente, entre la salud y la alimentación, nuestro bienestar psicofísico y el cuidado de la vida espiritual – también a través de la práctica de la oración y la meditación – y finalmente entre la salud y la sensibilidad al arte, y sobre todo la música.

Me encanta que el Papa hable de las relaciones entre nuestra condición física, medio ambiente, alimentación, cuidado de la vida espiritual y prácticas específicas como la oración, la meditación, la música y las artes en general. Las prácticas y hábitos específicos que elijamos nos ayudarán a reducir el estrés, sentirnos mejor, ser menos críticos, escuchar con más atención y, lo más importante, acercarnos más a Nuestro Señor. Creo que el Papa Francisco estaría de acuerdo conmigo en que una profunda confianza en Dios es el mejor destructor del estrés, y menos estrés se traduce en una mejor paz mental y sensación de bienestar. 

La elección de Jorge Bergoglio del nombre de San Francisco de Asís cuando se convirtió en Papa destaca sus prioridades. Al igual que San Francisco, el Papa Francisco ha predicado constantemente sobre nuestra responsabilidad como cristianos de cuidar a aquellos que son pobres, hambrientos, marginados, sin hogar, abusados, enfermos mentales, desplazados, que viven en zonas de guerra, y ahora también aquellos que sufren los efectos del cambio climático.

El Dr. Donald Berwick, un médico muy respetado, escribe sobre estos mismos temas desde su punto de vista como médico en su artículo, “Los determinantes morales de la salud”. En él, afirma que factores como la pobreza, la injusticia, la falta de vivienda, la falta de educación y la falta de acceso a la atención médica crean una mala salud que no puede ser curada por un médico o incluso por la sociedad sin fuertes convicciones morales y solidaridad social que lleven a las personas a actuar.

En su encíclica de 2020 Fratelli Tutti, el Papa Francisco habla conmovedoramente de nuestro llamado absoluto, como individuos y sociedades, a amar y cuidar a todos nuestros hermanos y hermanas, particularmente a aquellos que sufren y carecen de esperanza. Él llama a la paz, la justicia y la fraternidad. Cuando respondemos a este llamado por la paz, la justicia y la fraternidad, suceden tres cosas: servimos a nuestro Dios; traemos esperanza y sanación a los demás ayudándolos; y nos sentimos mejor viviendo una vida con más propósito y significado.

En la misma encíclica, el Papa Francisco nos invita a todos “a una esperanza renovada, porque la esperanza nos habla de algo profundamente arraigado en cada corazón humano, independientemente de nuestras circunstancias y condicionamientos históricos. La esperanza nos habla de una sed, de una aspiración, de un anhelo de una vida de plenitud, de un deseo de lograr grandes cosas, cosas que llenen nuestro corazón y eleven nuestro espíritu a realidades elevadas como la verdad, la bondad y la belleza, la justicia y el amor” (55).

La esperanza es clave para la salud. Cuando trabajé en una instalación para personas sin hogar en Washington, DC, fui testigo repetidamente de las respuestas de los residentes al amor y el respeto que recibieron de los cuidadores. A medida que su esperanza volvía a la vida, comenzaron a sanar.
Estoy muy agradecida al Papa Francisco por sus enseñanzas. Oremos para que veamos a Jesús en los demás, para que nos preocupemos por ellos en lugar de juzgarlos. Que oremos constantemente por una esperanza renovada en Nuestro Señor y en los demás.

Revista