Tierra, Viento, Arena y Mar

❝No busques más acerca de Dios; porque aquellos que desean conocer la gran profundidad (de Dios) primero deben aprender acerca de la creación.❞

- San Columbano

Al igual que otros primeros santos irlandeses, encontrar a Dios en la creación fue algo natural para San Columbano. Muchas leyendas crecieron a su alrededor en el monasterio que él fundo en Luxeuil en el norte de Francia. Ardillas y palomas fueron representadas jugando en los pliegues de su capucha. Los pájaros también se le acercaban y se acurrucaban en las palmas de sus manos. Aún las bestias salvajes obedecían sus órdenes.

El biógrafo de San Columbano, el monje Jonás, relata como San Columbano una vez se retiró al bosque para ayunar y orar. La comida se acabó y todo lo que él y el joven monje Chagnoal tenían para comer era manzanas de cangrejo. Sin embargo, cuando Chagnoald fue a recoger las manzanas, encontró un oso hambriento comiéndoselas. Regreso con San Columbano por instrucciones. San Columbano le ordenó regresar a la huerta y dividirlas en dos mitades, una para el oso y otra para los monjes.

En el mundo de hoy, luchamos pon encontrar el rostro de Dios entre una creación que ha sido explotada no por necesidad sino por lucro. Hay muchos que interpretan los versos bíblicos del Génesis en los que Dios da a la humanidad el derecho de “gobernar” (Gen 1,26) y “someterla” (Gen 1, 28). Sin embargo, los textos expresan claramente que la humanidad es creada a la imagen de Dios. Dios también recuerda a la humanidad que debe compartir “cada planta verde como alimento” con otras creaturas (Gen 1,28). Gobernar y someter no debería ser entendido en los términos modernos sino desde el punto de vista bíblico (Gen 1, 29-30), del cual debemos imitar las características de Dios de crear vida y gobernar con amor y paz con todas las demás criaturas.

El ejemplo de San Columbano compartiendo las manzanas de cangrejo con el oso hambriento resalta esta comprensión. El hambre del oso no es secundaria al hambre humana. Es igual. Esta relación entre el género humano y el resto de la creación continuó siendo expresada por muchos escritores espirituales a lo largo de los siglos. Siglos después de San Columbano, Santo Tomás de Aquino expresó lo siguiente: “ Dios creo las cosas para que su bondad pudiera ser comunicada a las criaturas y fuera representado en ellas; y debido a que su bondad no podía ser representada adecuadamente por una sola criatura, produjo muchas y diversas criaturas, para que, lo que le faltaba a una en la manifestación de la divina bondad, pudiera ser suministrada por otra, … y por lo tanto todo el universo participa en la bondad divina con mayor perfección y la representa mejor que cualquier criatura individual”. (Suma Teológica Parte 1, Pregunta 47, artículo 1).

Creer que nosotros, la humanidad, estamos por encima de la creación es una locura absoluta. Fuimos comisionados por Dios para ser administradores responsables de la creación. Vivir en paz y en armonía con la creación. Este número de Misión Columbana destaca los esfuerzos de muchos misioneros para reconocer el rostro de Dios en todas las formas de la creación.