6º día de la octava de Navidad

Santos

Sabino, Rainiero

Primera Lectura

1Juan 2,12-17
El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre

Les escribo, hijos míos, que se les han perdonado sus pecados por su nombre. Les escribo, padres, que ya conocen al que existía desde el principio. Les escribo, jóvenes, que ya han vencido al Maligno. Les repito, hijos, que ya conocen al Padre. Les repito, padres, que ya conocen al que existía desde el principio. Les repito, jóvenes, que son fuertes y que la palabra de Dios permanece en ustedes, y que ya han vencido al Maligno. No amen al mundo ni lo que hay en el mundo.

Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo -las pasiones de la carne, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero-, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa, con sus pasiones. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Salmo

Salmo responsorial: 95

Familias de los pueblos, aclamen al Señor,
aclamen la gloria y el poder del Señor,
aclamen la gloria del nombre del Señor. R.

Entren en sus atrios trayéndole ofrendas,
postrense ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda. R.

Digan a los pueblos: "El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente." R.

 

Evangelio

Lucas 2,36-40

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

 

Tiempo Liturgico