Orando mediante la creación

Amy ha trabajado con los Columbanos desde hace 17 años en el Ministerio de Justicia, Paz e Integración de la Creación. Recientemente, Amy habló sobre cómo podemos integrar la creación a nuestro diario vivir y a nuestra oración para construir una mejor relación con Dios. Para ella, es necesario que comencemos a mirar a la creación con otros ojos. Hemos abusado y deteriorado la tierra. “Lo central es proteger el medio ambiente, tener una relación con la creación no es solo mirar una puesta de sol o admirar montañas maravillosas o la belleza del océano. Tenemos que desarrollar una conexión con el ambiente urbano también. La creación nos rodea en todo momento: el aire, la brisa, los orígenes de nuestros alimentos y agua. Para rezar mediante la creación, no es necesario salir a buscar ciertas experiencias, sino conectar con lo que está ante nosotros” dice Amy.

Pero, ¿dónde está Dios en la creación y porqué debemos cultivar esta relación? Todo comienza con la historia de la creación. Hemos perdido de vista la presencia de Dios en el mundo natural no-humano. Nos hemos enfocado en lo positivo del crecimiento y desarrollo humano y hemos ignorado como explotamos recursos y afectamos a las personas que no pueden sacar provecho de estos beneficios. Hemos desconectado a Dios de la creación y solo pensamos en la creación en términos de funcionalidad o belleza. La belleza o función de algo no es lo que le da valor, sino el hecho de que Dios lo creó y merece respeto y amor. Dios le dio a su creación la habilidad de crear conexiones y relaciones, pero hemos cortado esos lazos. 

De hecho, Amy señaló la importancia de apreciar el aire fresco como la mayor conexión a Dios en la naturaleza. “En la Biblia, el aliento de Dios nos dio vida, Él nos habla en susurros. Debemos estar más consientes sobre la presencia de Dios en nuestro respirar, Él respira por toda la creación y eso es lo que nos conecta a todos – necesitamos el aire para vivir.” 

Entender esta conexión entre todos y todo es el primer paso. Somos un cuerpo, el cuerpo de Cristo. No fuimos lo primero que Dios creó ni nos creó aislados, la creación de la flora y la fauna nos precede y rodea desde los primeros momentos. Es crucial que nos reubiquemos dentro de la historia de la creación, no somos el centro, sino parte de algo mucho más grande que Dios desea que viva en armonía. Nos hemos enfocado tanto en Adán y Eva que hemos olvidado todo lo que fue creado durante esos siete días. 

Para rezar mediante la creación, el silencio es importante. Tenemos que aprender a escuchar. Luego de traerle al Señor nuestras peticiones y agradecimientos, tenemos que escuchar la respuesta de Dios, tenemos que escuchar, como nos urge Papa Francisco, el llanto del pobre y de la tierra. Debemos ser más compasivos, humildes y nunca dejar de asombrarnos por la creación. Al crear una relación con la creación, esta se convierte en un ser querido. Igual que escuchamos los problemas de nuestros amigos y ayudamos, debemos escuchar y ayudar a la creación. 

Al comienzo, esto puede ser complicado, seamos compasivos con nosotros mismos en este proceso. Redefinamos lo que es la oración, no es solo el rosario ni una caminata por la naturaleza. La oración puede tomar lugar donde sea, esta cercanía de la que habla Amy no es dependiente de la cercanía que tengamos con la creación. Llegará un momento cuando esto ya no sea tan difícil y pienses en la creación como un ser querido distante. 

Quizás no sepas donde comenzar, una buena opción, dice Amy, es visitar un parque y utilizar el tiempo para verdaderamente conocer lo que te rodea. Toma el tiempo con tu familia o a solas para observar y educar. Pueden hasta crear un juego en el cual intentan nombrar los tipos de árboles, flores y animales que ven. Lo que no conozcan, lo pueden buscar y poco a poco conocerán más sobre lo que les rodea. Así podremos “expandir el contexto del hogar común del cual habla Papa Francisco en Laudato Si’.”

Si quieres ir más allá, Amy recomienda que nos familiaricemos con el Movimiento Católico Mundial por el Clima y la Alianza Católica para el Clima quienes tienen muchas herramientas para desarrollar nuestra relación con la creación. Una gran preocupación al pensar en opciones ecológicas es que son más caras. Amy provee algunas opciones bajas en costo que todos podemos hacer en nuestros hogares como reciclar, utilizar bombillas de bajo consumo, colectar agua de lluvia y tener un área de composta. Como comunidades, pueden crear jardines comunitarios. Al final del día, no podemos ponerle un precio al cuidado del gran regalo de la creación.
 

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