The Truman Show

Reseña
Calificación de Reseña
Resumen
Tienes una vida perfecta. Tu trabajo, familia y amigos parecen ser ideales a tus necesidades, pero… Aun teniendo todo, no te sientes pleno. ¿Qué harías?
Fecha de lanzamiento
Duración
1h 43m
Director
Peter Weir
Elenco

Jim Carrey
Ed Harris
Laura Linney

Reseña INCLUYE spoilers

Reseña

Sin pensarlo mucho, te puedo compartir dos buenas razones para ver esta película:
la excelente actuación de Jim Carrey y el ejercicio de reflexión sobre tu vida que inevitablemente harás al terminar de verla.

Tenemos a 2 personajes protagónicos:
Por un lado, está Truman Burbrank (Jim Carrey), un agente de seguros con una vida aparentemente perfecta, buen trabajo, buena esposa, buenos amigos. Lo único que le falta es conocer la verdad sobre su vida.

Y ahí entra nuestro otro protagonista, Christof, un productor de televisión que dirige el proyecto más ambicioso de la historia de la televisión: el Show de Truman.
Christof es el creador y responsable de que la vida de Truman sea, literalmente, un montaje.
Y con una participación relevante también están: Meryl, la esposa de Truman, Marlon, su mejor amigo y Lauren, una chica que fue parte fugaz de su pasado pero que influirá determinantemente en su futuro.

Se supone que Truman tiene todo para ser feliz, y sin embargo no lo es, algo le hace falta, aquello que haga que todas las piezas ensamblen bien.
¿Y qué es eso que le hace falta?
Me atrevo a decir que es una vida real.

Todo a su alrededor es un montaje ideado por Christof, quien se encarga de realizar el show de Truman, un programa de televisión en el que la audiencia puede ver 24 horas al día la vida de Truman, claro, sin que él sepa absolutamente nada de esto.

A lo largo de la trama encontré tres elementos que a mi parecer se vuelven determinantes en la historia:

1- Algo hace clic: En el trailer podemos ver cómo cae del cielo una lámpara iluminadora de esas que se utilizan en los sets de televisión; y al igual que eso, Truman ira topándose de frente con otros detalles que provocan que algo haga clic en su mente. Comienza a notar que las cosas que suceden a su alrededor no son del todo lógicas.

2- Algo que está presente: Tanto en su corazón como en su mente, hay un elemento recurrente, que parece estar fuera de su realidad, y, sin embargo, se vuelve un motor para seguir avanzando en el día a día.

3- Algo que nos amenaza: A pesar de la aparente perfección de su vida, hay algo que interfiere en muchos aspectos de su vida, un miedo que lo asecha y lo mantiene alejado de la posibilidad de crecer.
Hasta aquí podemos llegar sin hacer spoilers de la película, así es que lo único que puedo agregar es que esta es una película que tan inesperada como real.
Lo que vive Truman es algo que, en cierto modo, todos estamos viviendo constantemente, y de una forma bastante entretenida, The Truman Show nos muestra un caminito para aprender a lidiar con todo aquello que nos aleja de la realidad.

Si te gusta estar en constante búsqueda de maneras para vivir mejor, sin duda alguna esta película es la siguiente que tienes que ver.


¡Alerta de Spoilers!

Ya sabes, a partir de aquí comentaremos la película con más detalles de la trama, así es que si no la has visto y no quieres que te arruinemos la historia, mejor vela antes de continuar aquí.

Retomaré los tres puntos detonantes de los que hablaba hace rato, pero antes quiero darle un giro al enfoque de esta historia.

Imagina que no estamos hablando de un personaje ficticio, sino de ti mismo; e imagina que sí hay un engaño, pero no se trata de ocultarte que esto es un “reality show”, sino que se te quiere ocultar que la vida para la que fuiste creado no es la vida en este mundo.

Ahora sí, con esa idea en la cabeza podemos retomar los puntos detonantes.

Primero: “Algo hace clic”.
En la película se ve que Truman tiene una rutina muy establecida, se levanta, habla en el espejo, se arregla, desayuna, sale, saluda a los vecinos y se va a trabajar.
Pero un día algo inesperado sucede, un reflector cae del cielo. Si a ti o a mi nos pasara algo similar nos llamaría la atención y, al igual que Truman, se nos vendrían varias preguntas a la cabeza.

Pero todo parece tener una explicación lógica, al comenzar a manejar Truman prende la radio y ahí escucha el reporte de las noticias explicando que hubo un accidente aéreo por la zona en donde él vive y cayeron escombros de algo.
¡Listo! El misterio se ha resuelto.

Eso también nos puede pasar a nosotros.
Cuando tienes una experiencia que te hace un poco más consciente de tu existencia es como si cayera un reflector del cielo, te hace preguntarte cosas, comienzas a ver cosas que no tendrían lógica en la vida que tienes, pero que llaman tu atención.

Esa experiencia que te abre los ojos podría ser un retiro espiritual, un campamento, ir de misiones, o algo más fuerte como un accidente o la muerte de algún ser querido.

Algo ya hizo clic dentro de ti, tu atención está enfocada a eso “extraño” que está pasando a tu alrededor, a esa lámpara que cayó del cielo, o esa escalera y los constructores detrás de la puerta del ascensor en el edificio.

Pero el mundo se encargará de que todo eso tenga una explicación lógica.
Si ese clic te hace pensar en la injusticia social, habrá una explicación que calme tu inquietud.

Si el clic te hace pensar en la gente sin hogar, en lo ridícula que es la guerra, o en el despilfarro de dinero que genera el consumismo, no importa, porque en poco tiempo el mundo se encargará de darte una explicación suficientemente lógica para decirte “tu tranquila, tu tranquilo, no es lo que parece, sigue con tu vida”.

Así le pasó a Truman y aunque seguía habiendo algo raro, lo dejó pasar y continuó con su vida.

El segundo punto detonante es ese “algo que nos llama”.
En el caso de Truman era el rostro de la chica que conoció en la escuela.
En teoría ella era parte del elenco del programa, pero estaba enamorada de Truman y no soportó ser parte del engaño. Hizo todo lo posible por ayudarlo a darse cuenta de lo que sucedía, pero el equipo del show la detuvo.

Truman nunca la olvidó, reconstruía su rostro con imágenes de revistas de moda, anhelaba encontrarse con ella en las islas Fidji, donde supuestamente ella estaría. Claro que, todo esto lo mantenía escondido de toda su familia ficticia.

Truman nunca sospechó que esa chica era parte de otra realidad de la que él ignoraba su existencia, para él solo era una chica que desapareció de su vida como pudo pasar con cualquier otra persona.

Y de nuevo así nos puede pasar a nosotros.
No necesariamente con una persona de la que nos enamoremos en la escuela y nunca la volvamos a ver, pienso que en nuestro caso sucede con una persona en particular: con Jesús.

Jesús es esa persona que dejó una huella imborrable en nuestro corazón desde nuestro nacimiento.
Quizá tuviste una relación muy cercana con él en tu niñez o en tu adolescencia, o quizá en tu familia nunca te hablaron de él, no importa como haya sido tu pasado o como es tu presente, Dios se encargó de dejar su recuerdo en el corazón de cada persona, y cada uno de nosotros lo hemos estado buscando de distintas formas.

Así como Truman reconstruía el rostro de aquella chica que lo enamoro, así nosotros tratamos de reconstruir el rostro de Dios a través de las experiencias agradables, de las cosas que nos hacen sentir plenos como hacer algún tipo de servicio social, pasar un buen rato con la familia, tener una amistad sincera, o hacer lo que más nos apasiona; todas esas son formas en las que nuestro cerebro le ofrece opciones a nuestro corazón para no extrañar aquello que solo él recuerda.

Y así como Truman nunca encontraría de nuevo a su chica en su vida diaria, tampoco nosotros encontraremos esa plenitud en nuestra vida diaria, simplemente por una razón:
Lo que buscamos no existe en este mundo, la realidad para la que existimos no es esta, aunque todo nuestro entorno nos quiera convencer de que sí lo es.

Y, por último, el tercer punto detonante: algo que debemos vencer.

Truman tenía miedo del mar porque ahí fue donde supuestamente había muerto su padre.
Nunca cruzaba el puente, nunca tomaba el ferry, y la producción del programa se aseguraba de que ese miedo no se debilitara para no poner en riesgo la presencia de su protagonista en el set del show.

En nuestro caso debemos preguntarnos ¿cuál es ese miedo que la producción de este mundo nos ha metido en la cabeza?

Puede ser el miedo a no tener una profesión exitosa, el miedo a la soledad, miedo a parecer un tonto, miedo a arriesgarte por lo que te gusta hacer, no sé, pueden ser muchos y podemos tener más de uno a la vez.

A Truman le daba miedo el mar porque lo hicieron creer que ahí había muerto su papá, nosotros podríamos tenerle miedo a “eso que nos espanta” porque alguien más nos hizo creer que era peligroso.

Como ya les he comentado, soy músico, y tengo muchísimos amigos que tuvieron que enfrentarse a sus familias porque les hicieron la vida imposible diciéndoles que la música no era una profesión real, que de eso uno se muere de hambre y mil cosas similares.

Y a muchos amigos les lograron meter ese miedo en la cabeza y en el corazón, varios de ellos dejaron de tocar, dejaron de componer canciones, y todavía hoy extrañan esos tiempos en los que tocaban en vivo, pero día a día se convencen de que fue una decisión lógica, cuyas familias tenían razón y la música es un camino difícil; y sí lo es, pero estoy seguro de que es más difícil vivir arrepentido o con el pesar de no hacer lo que tu corazón te llama a hacer.

Y en la vida espiritual es igual, nunca dejaremos de toparnos con gente que nos quiere meter miedo a Dios, a la fe, a la religión o a la vida de comunidad.
Y no solo estarán los que nos traten de convencer con sus opiniones, también habrá quienes se esmeren en alejarnos de todo esto.

Yo he tenido amigos que me han intentado convencer de consumir cosas que sé que me alejarán de mi vida espiritual, otros que me quisieron orillar a una sexualidad más “libre”, también los que insistieron en que mejor buscara un trabajo que me diera más dinero, aunque no me permitiera tener tiempo para “las cosas de Dios”. Y en algunas ocasiones claro que lograron hacerme dudar o cambiar el rumbo de mi vida por un tiempo.

Muchas veces me venció el miedo a no tener un ingreso fijo, a no tener tantos amigos como otras personas, a no divertirme como se suponía que debía hacerlo; muchas veces me vi enfrente de lo que para Truman era el mar, un miedo incontenible que no me permitía seguir adelante.

Pero no hay otra forma, cuando algo ya ha hecho clic en tu vida, cuando sabes que ese rostro que tu corazón está buscando es el rostro de Dios, lo que sigue es vencer esos miedos que han puesto en tu corazón y cruzar el puente, abrir la puerta del “set” y salir de aquí entendiendo que lo que tenemos no es malo en sí, pero no es para lo que fuimos creados.

Y como Truman, cuando lo hagas te tendrás que enfrentar a una vida nueva, una vida en la que tu familia, tus amigos, tus compañeros de escuela o de trabajo serán los mismos, pero tú ya no, tú los verás de forma distinta, los vas a querer de mejor manera, y todo lo que hagas, como ahora lo haces sabiendo que es un camino para la vida que te espera, lo harás con más entrega, con más pasión y más amor.

Si Truman logró salir de esa vida ficticia, tú también puedes.

Y pues esta película se las recomiendo a todos los que disfruten de historias inspiradoras y a los que sienten una inquietud de poder mejorar su forma de vivir, de seguro encontrarán en ella la inspiración adecuada para comenzar a cambiar lo que tengan que cambiar.

Ya para despedirme, los invito a que no olviden checar todo el contenido que estamos subiendo al sitio web de los misioneros Columbanos. Lo pueden utilizar tanto de forma individual como en sus comunidades.

Muchas gracias, yo soy Manu Kasten, y que Dios los bendiga.