Green Book

Reseña
Calificación de Reseña
Resumen
Una historia de la vida real que te ayudará a entender mejor tu relación con Dios.
Fecha de lanzamiento
Duración
2h 10m
Director
Peter Farrelly
Elenco

Viggo Mortensen
Mahershala Ali
Linda Cardellini

Reseña INCLUYE spoilers

Reseña

Elegí esta película pensando en hablar de cosas como dejar de lado los prejuicios y aprender a encontrar lo bueno en todas las personas. Pero la riqueza de sus diálogos me hizo llevarme más de una gran sorpresa. Así es que espero que tu también puedas sacarle tanto provecho como yo.

Tenemos a dos personajes principales:
Tony Vallelonga, mejor conocido como “Tony Lip”: un hombre de familia que vive en el Bronx de Nueva York, de origen italiano. Trabaja como guardia de seguridad en un famoso salón llamado el Copacabana.
Y
El Dr. Don Shirley: Un prodigioso músico tanto de jazz como de música clásica. 

Los dos no podían ser más distintos. Tony es un hombre burdo, simple, glotón y ventajoso, pero sabe llevarse bien con todo el mundo. Mientras que Don es creído, muy estudiado (tiene dos doctorados), elitista y poco amigable.

Y a todo esto podemos sumarle el detalle de que Don es de afroamericano y Tony es blanco, lo que condiciona aun mas la relación por los distintos y a la vez similares prejuicios raciales que cada uno tiene.

La relación entre los dos surge porque el Dr. Don, junto con su disquera, ha organizado una gira por los estados del sur del país, que se caracterizan por su marcado racismo. Y para llevarla a cabo está en búsqueda de alguien que lo acompañe como su chofer y asistente personal.
Tony, que se queda temporalmente sin su trabajo en el Copacabana por estar en remodelación, es recomendado para el trabajo con el doctor.
Y así es como, después de algunas discusiones iniciales, ambos se ven envueltos en un viaje que les cambiará la vida.

Es obvio que dentro de la película veremos una evolución en la relación entre ambos personajes, y que su enseñanza principal esta enfocada en la tolerancia y la apertura necesaria para vencer la ignorancia de los prejuicios.
Pero como comentaba al inicio, dentro de los diálogos de la película me llevé una enorme sorpresa al encontrar varias luces que iluminan puntos de lo que puede ser nuestra relación personal con Dios, y es por esa línea de pensamiento por donde me quiero ir.

Ha sido muy difícil reducir a solamente 3 los puntos de reflexión que quiero abordar. Esta historia en verdad tiene una enorme riqueza en sus diálogos. Pero bueno, tampoco queremos que esto dure 2 horas.
Así es que me he quedado con estos tres puntos:
-Primero: El llamado que Dios nos hace. Cuando hemos abierto, aunque se aun poco la ventana por la que Él nos puede contactar, créanme, si nosotros tenemos disposición, Él hará todo lo necesario para que aceptemos esa invitación que nos hace a recorrer nuestros caminos a su lado.
-Segundo: La exigencia de una vida a su lado. Cuando nos permitimos convivir con alguien que ve en nosotros lo que podríamos ser y no solamente lo que somos, nos exponemos a una serie de exigencias que probablemente no nos agraden en un inicio. Pero si esa persona realmente se preocupa por nosotros, como en es el caso de Don en la película y de Dios en nuestra vida, podemos estar seguros de que todas las cosas que nos pidan mejorar son para conseguir un bien mayor.
-Y, por último: La oportunidad de elegir. Mientras ignoremos las posibilidades de mejorar nuestra vida no se nos puede recriminar que no aprovechemos esas oportunidades. Pero desde el momento en que sabemos que existe la opción de ser mejores personas está en nuestras manos tomar esa decisión y la responsabilidad de hacerlo o no está es completamente nuestra.

Ahora sí, ¡Alerta de Spoilers!

Si no has visto la película aún y no quieres que te arruinemos la historia, mejor detente aquí, ve la película y regresa en cuanto la termines.

El llamado de Dios.
Ok. Cuando Tony va a la entrevista y descubre que el doctor es una persona excéntrica, de color y que además no solo quiere un chofer sino un asistente personal, éste pone sus condiciones para aceptar el trabajo. Sin embargo, esas condiciones no se adecuan a lo que el doctor buscaba y terminan por no llegar a un acuerdo.
Sin embargo, Don nos deja saber que cuando estaba buscando a la persona ideal para el trabajo el nombre de Tony surgió en repetidas recomendaciones, así es que él no ve otra opción que valga la pena considerar.

Al día siguiente por la mañana, el teléfono de la casa de Tony suena muy temprano despertándolo a él y a su esposa.
Era Don que buscaba a la Señora Vallelonga para explicarle los detalles de la oferta de trabajo y haciéndole saber que aceptaba las condiciones puestas por su esposo, y le pedía permiso para “llevárselo por tanto tiempo”, a lo que la esposa accede, no sin soltar unas cuantas lágrimas.

Estas dos partes de la película me llevaron directo a los tiempos en los que recibí mi llamado de Dios.
Tenía 16 años, estaba en un campamento que organizamos con la pastoral de la escuela y en un atardecer sentí de forma muy clara la voz de Dios en mi corazón diciéndome que me quería en “su equipo” para dedicarme a evangelizar.

Dejé pasar algo de tiempo antes de atreverme a contestar, pero al final, me gusta resumirlo en una charla de café entre Dios y yo en la que, sentados en la misma mesa, yo le presenté mis condiciones.
Le dije «Yo lo que quiero en la vida son 3 cosas: hacer música, viajar y tener una familia» Y Dios me contestó: «¡Perfecto! Seguirás haciendo música, pero ahora la harás para hablar de lo que tu y yo vivamos juntos. Viajarás, pero lo harás para dar a conocer cómo es vivir tomado de mi mano. Y de la familia yo me encargo en su momento».

Yo lo resumo en una conversación, pero la verdad es que ese proceso de entender lo que yo quería, presentárselo a Dios e ir recibiendo su respuesta ha sido algo que se dio con el pasar de los años.
Y sí, suena genial que Dios me haya dado esa respuesta, pero lo verdaderamente extraordinario es que, así como el doctor llamó a la esposa de Tony preocupándose porque su entorno estuviera preparado para que él pudiera aceptar su invitación, así Dios se encarga de que nuestro entorno sea el adecuado para que aceptemos su llamado.

No digo que siempre será fácil, al contrario, estoy casi seguro de que al aceptar su invitación las cosas se complicarán. Pero, en nuestro caso, si nos ponemos en sus manos, Él se encargará de “hacer las llamadas” necesarias para que podamos acompañarlo en a recorrer los caminos que nos tiene preparados.
Ten por seguro que no nos está invitando sin que tenga contemplado ayudarnos a solucionar lo que tengamos que solucionar en nuestra vida.
En mi caso me ha ayudado a tener una familia que comprende mi estilo de vida y los trabajos que me permiten seguir dedicándole tiempo a la música (actualmente soy baterista de un famoso cantante católico) y a viajar (trabajo en una empresa de peregrinaciones, además de las giras que me ha permitido hacer con distintos proyectos de música católica).

En tu caso puede ser el tener el apoyo para estudiar lo que te apasiona, tener una familia que apoye tus decisiones, o amistades que te ayuden a afrontar la falta de apoyo de tu familia, o tener un trabajo que te permita tener el sustento económico suficiente para poder hacer apostolados en tus tiempos libres.

En ese sentido, yo te invito a que te sientes a la mesa con Dios y le presentes los anhelos de tu corazón, hazlo cada que puedas, no es cosa de una vez en la vida y ya. Cada que tu corazón se sienta triste, agotado o eufórico, platícale qué quieres hacer, qué quieres lograr y ten por seguro que en su momento recibirás su respuesta y te ayudará a encontrar la solución a los problemas que te impidan sentir la plenitud que necesitas.

La exigencia de una vida a su lado
Ya adentrados en la gira, el doctor le comenta a Tony que, como parte de su equipo, en muchos de los lugares que visiten será considerado como un invitado especial y se le presentará públicamente junto con los otros dos músicos que forman su trío.
Y debido a esto, Don está preocupado por algunas cuestiones en torno a Tony. Primero, le hace notar que quizá su apellido no sea tan fácil de pronunciar y le propone cambiarlo de Vallelonga a simplemente Valle.
Luego le hace la observación de que su forma de hablar y expresarse no es del todo adecuada para el tipo de lugares que visitarán, así es que le ofrece ayudarlo a cambiar su lenguaje poco a poco. 
Ante estos comentarios, Tony reacciona molesto. Argumenta que, si esas personas son tan preparadas y estudiadas, no deberían tener problemas en pronunciar su apellido de forma correcta.
Después de la observación sobre su forma de expresarse Tony se molesta, le reclama a Don que trate de cambiarlo y ahí es cuando viene un diálogo tan corto como genial.
Tony, molesto, le grita —¿Por qué me rompes las pelotas? — y Don simplemente le responde —Porque lo puedes hacer mejor.

Sí, si uno ve la película sin estar buscando un aprendizaje esta escena pasaría como un momento más de tensión entre ambos personajes y listo.
Pero viéndolo con lentes de evangelización no es difícil encontrar de nuevo una similitud entre estas palabras y nuestra relación con Dios.

Hace ya muchos años escuché al coordinador de mi comunidad decir una frase que me cambió la forma de entender mi fe. Él dijo «El cristianismo no se trata de elegir entre lo bueno y lo malo, sino de elegir entre lo bueno y lo mejor».
Así es que cuando me surgen preguntas como: ¿Por qué la Iglesia me pide la confesión? ¿Por qué debo comportarme de tal forma? ¿Por qué no puedo hacer está o aquella cosa si soy católico? Puedo resumirlas en una sola ¿Dios, por qué me rompes las pelotas?
Y su respuesta siempre será la misma: «Porque lo puedes hacer mejor»

Créeme, ninguna de las exigencias que te encuentres en tu camino de fe es una casualidad o un capricho de Dios. Es verdad que no todo lo que te pasa es “porque Dios quiso” como suelen decir las tías y las abuelitas. Lo que sí es seguro es que todo lo que te sucede es porque “Dios lo permitió”, y si lo permitió es porque sabe que eso te puede ayudar a ser una mejor persona.

Un día difícil, una relación complicada, una vivencia dolorosa, todo eso que parece que Dios te manda para “romperte las pelotas” realmente está en tu vida para hacerte crecer.
Y como en la película, al inicio puede ser que no te guste la idea de cambiar tu forma de hacer las cosas, pero al final te ayudará.
Toda la parte de las cartas que Tony le escribe a su esposa son un excelente ejemplo de eso.
Al inicio él las escribe solo y son cartas que dan ternura, pero no son buenas realmente.
Cuando se deja ayudar por Don la cosa cambia. Y al final Tony es capaz de escribir solo esas cartas, ha mejorado su forma de decirle lo que quiere decirle a su esposa.
De haber rechazado las exigencias del doctor, habría seguido escribiendo igual sus cartas. Y bueno, ninguno de nosotros podemos negar que su esposa estaba completamente agradecida con el doctor por haberlo ayudado.

De eso se tratan las exigencias de Dios en nuestra vida, de que seamos mejores personas no solo para nosotros, sino para quienes están a nuestro alrededor. Ellos son los primeros que notarán la diferencia si dejamos que Dios nos ayude a mejorar nuestra forma de ser.

La oportunidad de elegir
Y, por último, uno de mis diálogos favoritos en toda la película.
Recuerdan que Don le había dicho a Tony que en muchos lugares él también iba a ser considerado como un invitado.
Pues esto sucede en uno de los primeros conciertos de la gira.
Tony aun se encuentra en su papel clásico de chofer y ya. Mientras Don da su concierto en una hermosa casa, Tony está con el resto de los choferes en el estacionamiento jugando cartas y divirtiéndose como suele hacerlo en su vida diaria.
Es un cuadro algo chistoso por la ironía que representa. Mientras todos los choferes son de color y trabajan para gente blanca, ahí está Tony, sonriente y feliz, siendo el único blanco que trabaja para un afroamericano.
Ese cuadro por sí solo ya lo disfruté muchísimo. Me encantó ver cómo algo que pudo ser humillante para Tony realmente no le importaba. Él es como un niño y aprende a disfrutar en el contexto en el que se encuentra, sin prejuicios. En ese momento es muy clara la evolución del personaje.

Sin embargo, no hemos llegado al clímax de la escena.
Cuando Don termina el concierto y ve a Tony de rodillas jugando cartas en una mesa improvisada se molesta y lo llama de inmediato. Tony sin entender su molestia se acera contento por haber ganado algo de dinero extra.
Me encanta porque Tony, ingenuo como es, no entiende para nada el punto de vista de Don.
Éste le dice “si necesitabas dinero extra podías pedírmelo, no tenías que arriesgarte a perder”, a lo que Tony le contesta “en cartas yo no pierdo nunca, además eso le quitaría la diversión”.
Parece una mera discusión sobre el dinero que se arriesgó, pero igual que Tony, verlo así es quedarse en la inocencia y no ver más allá.

La molestia del doctor con Tony no era realmente por el dinero, sino por haber desperdiciado una oportunidad.
Tony le reclama al doctor su enojo diciéndole que no estaba haciendo nada malo, que estaba con los demás choferes haciendo lo que todos hacían y el doctor, de nuevo con una línea genial le dice:
—Ellos no tenían la oportunidad de decidir si estar adentro o afuera de la fiesta, tú sí.

¡Uff!
Esa frase me mató.
Hoy en día solemos pensar que es difícil que alguien no sepa de Dios, o más específicamente, de Jesús.
Todo mundo ha oído hablar de Jesús de una u otra forma y eso nos puede llevar a concluir que todo el mundo conoce a Jesús.
Pero pensemos un poco, si un joven crece en una familia en la que el cristianismo se vive de una forma fundamentalista, en la que se distorsiona la interpretación de la Biblia o de las enseñanzas de Jesús, ¿podemos decir de forma honesta que ese joven realmente conoce a Jesús?

O qué tal el caso de una chica musulmana en algún país de medio oriente que creció sabiendo de la existencia de Jesús, y que no se le ha fomentado ningún odio al cristianismo, pero que no ha tenido contacto alguno con otra fuente de información que le permita saber de Jesús algo más que lo que le han enseñado en casa.
Y cualquiera de nosotros puede decir “pero hoy en día ella tiene acceso a internet y puede investigar si quiere”. Y si, en parte es verdad, pero ¿quién de nosotros, aun teniendo acceso a internet, se ha puesto a investigar sobre la vida de Mahoma más a detalle? Y no nos vayamos a otra religión. ¿Cuántos de nosotros nos hemos dado a la tarea de conocer a Jesús más allá de lo que nos han dicho en casa o en las clases de religión?
Quizá varios de los que escuchan o leen esto sí lo han hecho, pero considerando la totalidad de católicos en el mundo, el porcentaje de quienes lo hacen es mínimo.
Y eso que podríamos decir que de una u otra forma todos tenemos acceso a la misma información.

¿A qué voy con todo esto?
A que hay mucha gente que realmente aun no conoce a Jesús y su mensaje, incluyendo a muchos de los que asisten a grupos y comunidades.
Y si uno no conoce a Jesús, entonces no comprenderá lo que significa la invitación que nos hace a ser parte de la “fiesta eterna”, la santidad. Y si alguien no comprende eso, no se esperará de esa persona que tome la decisión adecuada.
Pero si tú ya conoces a Jesús, si ya sabes de qué se trata seguirlo y ser su discípulo, entonces de ti sí se espera que tomes la decisión adecuada.

Ese reclamo que Tony hace diciendo que los demás choferes también estaban jugando es el mismo reclamo que nosotros hacemos diciendo “los demás chicos de mi comunidad también se emborrachan o se drogan” o “los demás católicos tampoco dejan de engañar a sus parejas” o “las demás personas también son corruptas y hacen trampa en los exámenes” o yo qué sé.

Así como Don le dijo a Tony que los demás choferes no tenían la oportunidad de elegir si estar dentro o fuera de la fiesta, de la misma forma Dios nos dice a quienes ya lo conocimos «Tu sí tienes la oportunidad de elegir si quedarte afuera o entrar a la fiesta eterna».

Esa invitación se presenta en cada pequeña ocasión en la que podemos elegir ser mejores que antes o seguir siendo los mismos.
Y recuerda que ser cristianos no se trata de quedarnos eligiendo entre lo malo y lo bueno, sino de elegir entre lo bueno y lo mejor.

Y bueno, ya para ir cerrando.
Esta película te la recomiendo si te gusta el humor inteligente. No es una película que te vaya a sacar carcajadas, pero sí te provocará varias sonrisas de satisfacción.
A mí no me pareció una película lenta ni dura mucho, así es que se puede ver cualquier día y a cualquier hora sin riesgo a quedarse dormidos.
Y de ser posible, date la oportunidad de buscar la música de Don Shirley en Spotify o iTunes, que en verdad es algo maravilloso lo que hacía este señor.

Ya para despedirme, los invito a que no olviden checar todo el contenido que estamos subiendo al sitio web de los misioneros Columbanos. Lo pueden utilizar tanto de forma individual como en sus comunidades.

Muchas gracias, yo soy Manu Kasten, y que Dios los bendiga.