Noche de Paz (Joyeux Noël)

Reseña
Calificación de Reseña
Resumen
Esta película me encanta. Es mi favorita de todas por mucho.
La vi en un festival de cine de arte en mi ciudad. Y si no me equivoco, fue la primera película que fui a ver yo solo. Después lo hice en varias ocasiones, lo disfrutaba mucho.

Se me apachurra el corazón cada que la veo. Es de esas películas que provoca que se me desborden las emociones.
Tiene muchas escenas en las que me es imposible no emocionarme. Pero no es de es emoción del momento como de “¡Ah! Que padre estuvo eso” sino una emoción trascendental. Me emociona ver de lo que es capaz de lograr el ser humano cuando se permite escuchar en lo profundo de su corazón.
Fecha de lanzamiento
Duración
1h 56m
Director
Christian Carion
Elenco

Benno Fürmann
Guillaume Canet
Daniel Brühl
Diane Kruger
Gary Lewis
Alex Ferns

Reseña INCLUYE spoilers

Reseña

Sensaciones generales 

Esta película me encanta. Es mi favorita de todas por mucho.
La vi en un festival de cine de arte en mi ciudad. Y si no me equivoco, fue la primera película que fui a ver yo solo. Después lo hice en varias ocasiones, lo disfrutaba mucho.

Se me apachurra el corazón cada que la veo. Es de esas películas que provoca que se me desborden las emociones.
Tiene muchas escenas en las que me es imposible no emocionarme. Pero no es de es emoción del momento como de “¡Ah! Que padre estuvo eso” sino una emoción trascendental. Me emociona ver de lo que es capaz de lograr el ser humano cuando se permite escuchar en lo profundo de su corazón.

Tiene escenas en las que me saca las lágrimas, otras en las que se me retuerce el estómago del coraje y otras en las que de plano suelto la carcajada (me pasó está última vez que la vi yendo en un vuelo de Nueva York a Houston).

De verdad esta película me llena el corazón. En el desarrollo de la trama tiene una combinación genial entre varios de los temas que más me gustan en la vida:
- Tiene historia, ya que está basada en hechos reales
- La música juega un papel súper importante, no solo el soundtrack, sino que dentro de la historia suceden cosas en torno a la música que son parte principal de lo que sucede.
- La forma en la que proyectan la espiritualidad en la fe, la fraternidad, la solidaridad y la religiosidad está sumamente genial.
- Además tiene esos ir y venir entre el humor y el drama que te dejan un sabor de boca indescriptible.

Y en lo técnico no se diga. No es una producción hollywoodense con millones de dólares de presupuesto, pero ni le sobra ni le falta nada. Los vestuarios, las locaciones, la música, la fotografía, realmente todos sus elementos técnicos te facilitan disfrutar de una buena película.

- Y un plus muy personal por el que disfruto muchísimo esta película es que tiene una relación muy estrecha con la historia de la comunidad de Taizé que tanto ha marcado mi vida.
Taizé es una comunidad ecuménica que surgió al sur de Francia a finales de la II Guerra Mundial.
Su fundador, el hermano Roger de Taizé se inspiró en una reflexión que hizo su abuela después de sufrir el terror de la I Guerra Mundial.

Ella, siendo protestante, reflexionaba sobre la idea de que, si tan solo los soldados cristianos, independientemente de a qué denominación pertenecían, se vieran realmente como lo que son (hermanos), muchísimas muertes se habrían evitado.

Con esto en mente, ella buscó hacer lo que estuviera a su alcance para fomentar esta unidad entre cristianos y evitar otra guerra igual y comenzó a ir a misa católica en su pueblo como un gesto de fraternidad.

Esa experiencia inspiró al hermano Roger para fundar la comunidad de Taizé en la que hermanos de distintas denominaciones cristianas viven juntos.

Podría hablar de Taizé por horas, pero no es mi tema ahorita.
Lo traigo a esta reflexión porque yo vi esta película cuando tenía unos 16 o 17 años. Y a los 27 me fui de voluntario a Taizé por algunos meses. Ahí conocí la historia de la abuela del hermano Roger y recordé todo lo que vivieron los soldados de la película.
Sentí que de alguna forma pude ver aquello que esta señora deseo tanto en su corazón. Y saber que realmente se dieron casos en los que los soldados de distintos ejércitos fraternizaron durante la guerra me confirma la idea de que Dios no pone anhelos en nuestro corazón que sean imposibles de lograr. Como siempre, la clave está en que estemos dispuestos a que Dios haga lo suyo a través de nosotros.


Mis tres momentos de la película:

1-El sacerdote en las trincheras
No puedo ni imaginar lo que se debe de sentir que algún familiar sea llamado a participar en una guerra, pero me conmovió muchísimo que en esta parte de la historia un sacerdote se tomara tan en serio su paternidad espiritual que sin dudarlo se alistó en el ejercito para acompañar a dos de sus feligreses que se iban a la guerra.

Me pareció que el papel del Padre Palmer en todo momento representaba un personaje disruptivo. Sacaba de la lógica a su batallón y era signo de esperanza en la medida que se lo permitían las circunstancias.

Después de una batalla quedan algunos soldados heridos en “tierra de nadie” y uno de ellos llama al Padre para que lo lleve de regreso a la trinchera.
El Padre, siendo enfermero del batallón y conmovido por los gritos de dolor del chico, sale de la trinchera intentando pasar desapercibido para alcanzar a ayudar al soldado herido.
Otro soldado, algún superior aparentemente, le comienza a gritar que se regrese ya que salir de esa forma es prácticamente un suicidio.

Cuando el Padre por fin llega donde estaba el soldado herido y el superior lo alcanza, los soldados alemanes comienzan a dispararles y deben de regresar corriendo. Se ven obligados a dejar ahí al chido herido.

Me gusto que incluyeran un gesto así porque refleja la sensatez que se debe de tener en una situación crítica. El Padre podía aferrarse a ayudar a este chico, pero eso casi aseguraba que ambos terminaran muertos.  
Además, también nos da a entender la hostilidad que los rodeaba. Ni para atender a un herido cesaba el fuego enemigo.

Al día siguiente el capitán, ajeno al día a día de la trinchera, llega y regaña al sacerdote por poner en riesgo la vida de él y de su superior diciéndole que ya no está en su parroquia como para hacer lo que quiera.

El sacerdote asume el regaño de buena manera, se mantiene sereno acatando la jerarquía e incluso aprovecha la situación para hacer reír un poco al batallón que estaba atento a todo lo que sucedía.

El capitán le pide al sacerdote que lo conduzca fuera de la trinchera mientras continúa regañándolo y el sacerdote deliberadamente lo lleva por las letrinas argumentando que es una ruta más rápida. En lo que se encaminan intercambia una señal con un soldado dando a entender que están tramando algo.

El sacerdote no deja de hablar mientras caminan, de forma irónica se la pasa dándole la razón al capitán y aceptando la culpa de su mal comportamiento. Y justo cuando van pasando por las letrinas se escucha un disparo. Había sido el soldado con el que se comunicó el Padre unos pasos atrás.

Por el susto del disparo el capitán se tiró al piso de las letrinas y podrás imaginar lo sucio que quedó.

El padre continuó hablando y diciendo cosas como “No capitán, qué mal lugar para ponerse pecho tierra” “es una terrible desgracia esto que le acaba de ocurrir”. Y mientras se escuchan las constantes quejas del capitán el resto del batallón suelta una enorme carcajada.

En medio de una historia tan dramática es un alivio ver una escena que cause tanta risa.

Y elegí este momento porque creo que refleja muy bien lo que la Iglesia debe representar para la humanidad. En tiempos de dificultades, nosotros los creyentes, sacerdotes o no, debemos ser signos de esperanza. Debemos ser esos que encuentran cómo pasarla bien aún en las peores circunstancias.

Desde hace años he pensado que de no dedicarme a lo que hago me encantaría ser Clown en algún circo. Me encanta hacer reír a la gente. me genera una satisfacción indescriptible ver que las personas suelten una carcajada. 

Y creo que ese gusto por la risa también me hizo conectar con esta escena. El padre, aun habiendo podido amargarse un poco por el regaño, o ponerse a defender lo que hizo, simplemente asume la situación y la aprovecha para regalarle un rato de risas a sus compañeros en medio de tanta tragedia.

Veo complicado que muchos de nosotros nos lleguemos a encontrar en medio de una guerra. Sin embargo, no dudo que nos toque ser parte de momentos difíciles a lo largo de nuestra vida.
Y si podemos aprovechar nuestra fe para ser esos conductos de paz en medio del caos, hagámoslo.

Ojo, no se trata de ser el que cuenta chistes imprudentes en medio de un funeral o cosas por el estilo. Hablo de ser el que sabe dar palabras de aliento, o el que sabe ofrecer silencio cuando es lo que se necesita.

Saber sacar una sonrisa en medio de un mar de lágrimas puede ser una de las mejores habilidades que podamos cultivar en nuestra vida.

2 - La tregua
Casi al inicio de la película vemos una escena de una función de ópera que es interrumpida por el ejercito para dar el aviso de la convocatoria oficial del ejército para reclutar soldados.

En esa opera se encontraban Anna y Nikolaus, los cantantes estelares quienes además eran pareja.

Nikolaus es reclutado y se encuentra en las trincheras, pero Anna tiene la determinación de reunirse con él y logra que le den permiso para ir en la noche de navidad a dar un concierto para el príncipe del imperio junto a ella.

Después de cantar para los líderes del país Nikolaus siente la necesidad de estar con sus compañeros de trinchera y juntos van al frente de batalla para también cantarle a ellos.

Tanto escoceses como franceses y alemanes están entre el deseo de pasar una navidad tranquila y la alerta de no ser atacados por el bando enemigo.

Y en medio de esta mezcla de emociones, los escoceses, en manos del Padre Palmer son los que dan el primer paso hacia lo que todos deseaban.
Buscando transportar a casa por un momento a sus compañeros, el padre comienza a tocar música navideña con la gaita. 

Cuando éste se detiene los alemanes toman su turno.
Nikolaus se sube a una caja y comienza a cantarle a sus compañeros.
Se encuentra a la vista de un francotirador francés. Este se dispone a matarlo sin dudar, pero el teniente francés lo detiene contra toda lógica.

Poco a poco cada ejercito va dando pasos hacia un encuentro inesperado entre los ejércitos.

Cuando Nikolaus termina de cantar se da cuenta de que muchos soldados escoceses salieron de su trinchera para escucharlo mejor y le están aplaudiendo sin ninguna preocupación.
El Padre, con mucha intuición, comienza a tocar “Adeste fidelis” y después de la primera parte se detiene para ver qué sucede. Nikolaus continúa cantando la siguiente parte y lleva las cosas un paso más allá.

Toma uno de los cientos de arbolitos navideños que adornaban la trinchera alemana y comienza a caminar hacia la trinchera escocesa como un gesto de paz.

Después de este intercambio musical se reúnen los tres tenientes para discutir una posible tregua por esa noche. El que parece resistirse más es el teniente francés, duda de la idea. El teniente escoces le comparte las palabras necesarias para animarlo a darse un respiro diciéndole «La guerra no se decidirá esta noche. No creo que nos critiquen por dejar las armas en noche buena».

Toda esta parte de la historia me parece asombrosa.
Como ya lo comentaba al inicio, me encanta pensar que este tipo de situaciones realmente sucedieron durante la guerra.

En su libro “Cartas del diablo a su sobrino” C.S. Lewis narra el intercambio de correspondencia entre un demonio experimentado y su sobrino que va comenzando en las artes de la tentación.
En una parte el demonio mayor reprende a su sobrino por celebrar que la humanidad está en guerra. El argumento del viejo demonio es que en tiempos de guerra es mucho más fácil que surja el espíritu heroico en el hombre. Ese espíritu que lo lleva a ser capaz de sacrificarse hasta la muerte por su prójimo. La guerra para los demonios es un arma de doble filo que no suele resultarles del todo bien.

Claro, esto es una ficción escrita por un literato, pero no suena del todo descabellado.
En ningún momento defenderé los conflictos bélicos, pero no puedo negar que en medio de ellos pueden surgir grandes actos de nobleza en el corazón del hombre.
Y esta historia nos permite tener alguna idea de cómo pudieron ser esos actos en medio de uno de los conflictos bélicos más sangrientos de la historia.

Con temor a sonar muy cursi, podríamos tomar esta historia como ejemplo para reflexionar sobre los conflictos que mantenemos vivos en nuestra vida y encontrar la manera en la que podamos dar algunos pasos hacia una tregua.

Me ha tocado conocer familias que no se hablan desde hace 10 o 15 años por alguna tontería que alguien dijo sin pensarlo. Se que un conflicto familiar no es lo mismo que una guerra mundial, pero sí puede ser igual o peor de dañino para el alma de los involucrados.

Si tu estás metido en algun conflicto así, ojalá esta película te ayude a reconsiderar tu situación y te animes a caminar hacia la trinchera contraria con un arbolito de navidad en tus manos para hacer una tregua. Recuerda que la guerra no se decidirá esa noche y ten por seguro que cualquier gesto de paz dejará enormes consecuencias en tu corazón y en el de las personas a tu alrededor.


3 - Todo el asunto con el hermano que sobrevivió
Como ya les comentaba, el padre Palmer decidió enlistarse en el ejército para acompañar a dos chicos de su parroquia que fueron llamados al frente de batalla.
Estos chicos eran William y Jonathan, dos hermanos que estaban muy emocionados por defender a su país en la guerra.

En la primera batalla de la película vemos cómo matan a William, el hermano mayor. Y esto marca la pauta de cómo su hermano vivirá el resto de la guerra.

Primero podemos ver que cuando Jonathan le escribe cartas a su mamá no le dice la verdad. Le escribe en nombre de los dos y le cuenta anécdotas falsas de su hermano en las que lo hace ver como un héroe de guerra.

También podemos ver cómo se aísla, no convive con el resto del batallón en ningún momento.
Durante la tregua él se mantiene apartado. No le cabe en la cabeza fraternizar con quienes mataron a su hermano y se siente traicionado por sus compañeros.
Se queda todo el rato junto al cuerpo congelado de su hermano.

Al día siguiente se dispone a enterrar a William. El Padre lo ve y sale con un pañuelo blanco a tratar de convencerlo de que regrese a la trinchera pues la tregua había sido solo por una noche.
Jonathan no le hace caso alguno al sacerdote y solo se detiene y regresa a la trinchera cuando el teniente se lo ordena.

Al ver esto, los tenientes vuelven a reunirse y proponen otro día de tregua para poder enterrar a sus muertos. Los ejércitos intercambian cuerpos sin vida para que cada uno le pueda dar sepultura a sus soldados caídos. Y mientras se vive un ambiente de solidaridad y fraternidad, Jonathan se rehúsa a aceptar ayuda y se empeña en enterrar él solo a su hermano. 

La tregua se extendió un poco más y la noticia se corrió rápido entre los altos mandos de los tres ejércitos gracias a las cartas que enviaron los soldados platicando lo que habían vivido.
A los pocos días los capitanes de cada ejercito ya estaban en las trincheras tomando cartas en el asunto.

El capitán escoces (el mismo al que le padre le hizo la broma de asustarlo en las letrinas) estaba en pleno regaño al teniente y al resto de soldados cuando un soldado alemán comenzó a cruzar el campo de batalla.

El capitán les ordenó a los soldados que le dispararan, pero estos, viendo que el soldado solo iba caminando sin ser una amenaza y después de haber convivido con ellos por algunos días, ya no se atrevieron a atacarlo.

El capitán insistió repetidas veces que le dispararan, pero ningún soldado reaccionaba.
En eso se escucha un disparo y el soldado cae herido.

El que disparó había sido Jonathan, que nunca se permitió sentir empatía por los alemanes.
Lamentablemente segundos después podemos ver que el soldado herido no era un alemán, sino el asistente del teniente Frances, Ponchel. Un personaje que se gana el corazón de todos con cada participación que tiene.

Había arreglado con algunos soldados alemanes que le prestaran un abrigo para poder ir a su ciudad que estaba tomada por el ejército alemán y visitar a su mamá.

Es una escena que te desgarra los ánimos.
A mi me da coraje, me hace sentir frustración, me dan ganas de gritarle mil cosas a Jonathan.

Todo lo que vemos que vive Jonathan a partir de que su hermano muere es justo de lo que hablaba sobre los conflictos familiares que duran años.

Sí, la muerte de William fue una desgracia y era lógico que a Jonathan no le dieran ganas de fraternizar con los responsables de ella.
Pero no solo evitó participar de la tregua, sino que tampoco dejó que su misma gente se acercara a él, incluso cortó todo vínculo con quienes compartía su vida y de quienes dependía.

Dejo que el odio y el rencor lo consumieran.
Y esa escena en la que es el único que se atreve a disparar refleja cómo en ese punto de su vida había perdido todo rastro de humanidad. No sentía empatía alguna por otro ser humano.

E insisto con eso de los conflictos que podamos tener nosotros.
Quizá la razón por la que nos peleamos con alguien hace años fue algo muy importante para nosotros, pero no dejemos que eso nos lleve a ser consumidos por el rencor y el odio.
Depende de nosotros si una discusión queda como una anécdota o se convierte en el verdugo de nuestros lazos con quienes nos rodean.

Jonathan no era el único que había perdido a algun ser querido a manos de los enemigos. El resto del ejercito escoces, los franceses y los alemanes también habían sufrido pérdidas importantes para ellos. La diferencia es que su anhelo por estar en paz fue más grande que su deseo de venganza.

No se trata de decir “eso que me hicieron ya no me duele, o no ya no me importa”. Quizá no deje de doler e importar, pero se trata de detenernos y pensar ¿Qué es más importante, seguir cargando con ese dolor y el orgullo de haber salido lastimado? ¿o recuperar la relación con alguien a quien queremos y que realmente nos importa?

Aun cuando nos arriesguemos a que las cosas no salgan de la mejor manera, incluso si no podemos llegar a una tregua, es mejor soltar el rencor y no dejar que nos consuma. Mantengámonos lo más humanos posibles, y así el día que alguien nos exija “disparar” seremos capaces de desobedecer esa orden.

Conclusiones
De verdad esta es mi película favorita en toda la vida.
Si no me ponía freno les platicaba todo a detalle.
Me saca lágrimas, carcajadas, sustos. Me hace sentir tranquilidad, enojo, frustración, alegría.
No puedo hablar de ella sin sonar a fanboy, de verdad la disfruto muchísimo.

Yo me enfoqué mucho en el tema de los conflictos familiares, quizá por las fechas en que estoy escribiendo esto. Pero estoy seguro de que es una película a la que le puedes sacar mil enseñanzas para muchos tipos de vivencias.

Totalmente recomendada, no dejes de verla en cuanto puedas.