Un Siglo de Misión

Este año, mientras los misioneros Columbanos celebran un siglo de misión, hacemos una pausa para mirar atrás y dar gracias por las abundantes bendiciones de Dios. Este año del centenario es una ocasión para que reconozcamos no solo las bendiciones que Dios nos ha otorgado a nosotros y a otros en tierras de misión lejanas, sino también aquellas bendiciones que hemos recibido a través de nuestros leales y generosos seguidores en este país.

Desde el principio, los misioneros Columbanos han sido migrantes para Cristo. Fundados en 1918 para misionar en China, expandimos gradualmente nuestras redes por todo el mundo. Siguiendo el mandato de Jesús de “salir a todo el mundo y proclamar la Buena Nueva”, los misioneros Columbanos dejamos atrás a nuestra familia y nuestro país de origen para convertirnos en mensajeros internacionales del amor y la misericordia incondicional de Dios. A lo largo de las décadas, hemos viajado desde China a Chile, desde Pakistán a Perú, y desde Myanmar a México.

Los misioneros Columbanos no solo van a los confines de la tierra, sino también a las personas al margen de la sociedad. A lo largo de este siglo pasado, hemos caminado codo a codo con los pobres y aquellos que sufren grandes dificultades. Algunos misioneros Columbanos fueron martirizados, mientras que muchos otros permanecieron viviendo en circunstancias muy difíciles, transmitiendo el amor fiel de Dios a través de su compromiso con la oración y los sacramentos, el desarrollo de proyectos y parroquias, y la promoción de la justicia y la paz. Durante nuestro año del centenario agradecemos su dedicación, mientras esperamos con ansias a una nueva generación de misioneros Columbanos que están listos para seguir sus pasos.

Entre la nueva generación de misioneros Columbanos está el Padre Salustino Villalobos Mondragon de Perú, que fue ordenado recientemente. Después de haber estudiado en Perú, Chile, Estados Unidos y Taiwán, está entusiasmado con la misión en Asia. Por otro lado, a finales de este año, Peter Dong Lichun espera convertirse en el primer sacerdote chino misionero de San Columbano. Como habla chino, inglés y español, rápidamente hará amigos y se sentirá como en casa en cualquier lugar que vaya en misión.

Los misioneros Columbanos ya saben por experiencia propia que Jesús cumple su promesa de recompensar cien veces a aquellos que dejan su hogar y su país por el bien del Evangelio. Con frecuencia, hemos sido honrados por la generosidad de los pobres; bendecidos por la hospitalidad de extraños; y asombrados por la fe de las personas que conocimos. Tal abundancia de bendiciones nos da confianza en que Dios continuará acompañándonos mientras nos embarcamos en un nuevo siglo de misión Columbana.

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