Ruego por la Arena

Cambio Climático y 100 Líderes Jóvenes en Roma

Al final del junio tuve el privilegio de ser una de los 100 jóvenes invitados a asistir al simposio climático para Líderes Religiosos Emergentes de distintas religiones en Roma. Yo estaba representando al grupo Columbano de Justicia, Paz e Integridad de la Creación del Reino Unido.

Yo estaba nerviosa ante la posibilidad de ser parte de un grupo que consistía en jóvenes ambientalistas, educadores y políticos apasionados por la protección de nuestro hogar común. Sin embargo, me dieron la bienvenida a esta comunidad única de personas de todos los rincones del mundo y de muchas religiones diferentes, para una experiencia de encuentro, aprendizaje e inspiración.

El fin de semana comenzó con una inspirador tema: Una Tierra, Una marcha, Una familia humana a través de las calles de Roma, que culminó con diferentes grupos ambientales, de toda Italia, reuniéndose en la plaza de San Pedro para el Ángelus del Papa. Fue increíble ver la unión de diferentes credos y organizaciones que daban las gracias al Papa Francisco por su trabajo en el medio ambiente, es decir, su más reciente encíclica, Laudato Si.

Otro propósito fue también enviar un mensaje a otros líderes religiosos a que tomen en cuenta el medio ambiente. Mientras estaba en la  plaza San Pedro volé mi cometa pájaro (un signo de la creación de Dios y el Espíritu Santo) me conmovió por el compromiso de las personas que trabajan en el medio ambiente y que dejaron de lado sus diferencias y se reunieron en la plaza. Nuestra presencia se hizo aún más poderosa al repartir papeles verdes a todos los presentes en la plaza. Todo el mundo fue invitado a elegir una acción o una oración por el cuidado y protección de nuestro mundo y cuando el Papa se asomó a la ventana, todos gritamos: Laudato Si. La Plaza de San Pedro fue verdaderamente verde como un poderoso testimonio de la necesidad de actuar sobre el cambio climático, tanto en nuestros vecindarios como a nivel mundial en los medios de comunicación.

El simposio consistió en una mezcla de charlas, debates y talleres de planificación. Exploramos la información sobre el aumento de los niveles del mar, hablamos de desinversión de los combustibles fósiles y la educación continua. Nos dieron una formación básica de comunicación – ¡quién iba a saber que no se debe usar ropa con flores al ser entrevistado en la televisión! Exploramos nuestras propias tradiciones de fe y teología personal en lo que respecta al cambio climático. Fue fascinante oír hablar de historias culturales y personales de la gente con respecto a la creación. Me di cuenta de que mi propio amor por la creación empezó de pequeña al vivir en una hermosa zona de costa rural y experimentar tanta belleza en una temprana edad. Esto, junto con mi amor por la teología y mi pasión por la protección de las personas más vulnerables, ya que son las más susceptibles a la devastación de los cambios ambientales, me ha llevado a ser una apasionada por nuestro mundo.

La parte más conmovedora del simposio para mí fue cuando una joven de Fiji dio un testimonio de su casa y sus vecinos en las islas del Pacífico. Su testimonio era una oración, una oración por la arena. Ella nos dijo entre lágrimas que cada día su familia, amigos y vecinos rezan por la arena, porque con el aumento del nivel del mar, cada vez más las casas están siendo destruidas. Era una historia poderosa y conmovedora que mostraba la magnitud y urgencia del trabajo y las campañas que se necesitan.

El Presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz nos recordó lo poderosos que somos en nuestras propias comunidades. El nos dijo: “El Papa mismo no puede decir a cada político que decisión debe tomar, pero él ha enviado un poderoso mensaje en Laudato Si, por lo tanto, tenemos el deber de compartir este mensaje.” Tal vez nuestras acciones serán pequeñas pero compartir esto en nuestras propias comunidades religiosas y con líderes sociales y políticos puede causar cambios significativos.

Un grupo de nosotros de tres religiones diferentes y cuatro continentes se reunieron para hablar sobre nuestro trabajo educativo actual y decidir qué podíamos hacer. Nos decidimos por pequeñas acciones como animar a la gente a reciclar, a ser más cuidadosos con la energía, con lo que compramos a nivel local, etc.  También algunas más grandes, como escribir a los diputados y hacer campañas entre los jóvenes. Nosotros en la comunidad católica tenemos al Papa Francisco enseñando en Laudato Si. También  muchos de los otros jóvenes que no eran católicos dijeron que estarían utilizando esto como un recurso clave. El Papa Francisco dice "hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos.” (Laudato Si, 14). El simposio realmente vio la necesidad de unidad para hacer frente a los políticos antes de ir a París en diciembre.

Durante el fin de semana, compartimos, discutimos, oramos y reímos mucho, y me di cuenta de una cosa importante. Me siento orgullosa de ser católica e involucrada en la justicia social, pero, además, me siento orgullosa e inspirada a ser parte de la comunidad global de fe que está comprometida al cuidado de nuestro hermoso mundo. Las comunidades de fe son una voz fuerte para el cambio en nuestro mundo, esto unido a nuestras propias responsabilidades morales, son una herramienta de gran alcance que se debe utilizar. Tenemos un largo camino por recorrer en lo que respecta al medio ambiente, pero cuando los líderes religiosos se unen para trabajar por nuestra casa común, es un emocionante paso adelante.

Etiquetas