Un Centro misionero al servicio del Reino

“Invito a todos a ser audaces y creativos
en esta tarea de repensar los objetivos,
las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores…”(E.G. 33)

Desde sus comienzos, la Sociedad Misionera de San Columbano respondió al llamado del Espíritu Santo para traspasar las fronteras de religión, cultura, idioma, y territorio para anunciar y compartir con otros y otras, especialmente los pobres y excluidos, la Buena Nueva de Jesús y su proyecto que es el Reino.

El Centro Misionero de San Columbano en Chile, es una expresión de éste carisma. Sus actividades y propuesta formativa comprenden la visión y servicio a la misión propuesto por los columbanos hoy.

El equipo que hoy integra el Centro misionero expresa la búsqueda de interculturalidad propia de estos tiempos, en él colaboramos varones y mujeres de diversa nacionalidad, desde diversas disciplinas, somos laicos y laicas, dos de ellos pertenecen a los Laicos Misioneros y seminaristas columbanos. Porque como columbanos en Chile nos sentimos llamados y llamadas a aportar en la construcción de una Iglesia misionera, capaz de salir al encuentro de quienes se encuentran en la periferia de nuestras ciudades.

Un modo de aportar en la formación misionera ha sido montar en las instalaciones del Centro una Exposición misionera que es un espacio de educación y reflexión. Es un recorrido interactivo que busca que quienes participan en él puedan cuestionar y profundizar en su vocación misionera, y de servicio a la Iglesia. Es una invitación a emprender una experiencia de peregrinación que los lleva a transitar desde el momento de salida de San Columbano en Bangor, pasando por la vivencia de la interculturalidad, para luego encontrarse con diversos hombres y mujeres que dieron su vida o la están dando, en favor de la vida humana y del planeta. Posteriormente llegan al momento de la creación, reconociendo que caminamos entre luces y sombras, para pasar a la sala del Reino donde Jesús nos revela nuestra verdadera humanidad y misión. Y concluir en la sala misionera que recoge todo el aporte entregado por los columbanos en Chile y nos desafía a asumir los nuevos retos misioneros.
Impulsados por la propuesta “suscitar discípulos misioneros“ (DA 11) de nuestros Obispos en Aparecida elaboramos diversos materiales formativos que buscan acompañar a los agentes de pastoral en la renovación de las comunidades columbanas y de la Iglesia local en general.
Como equipo queremos que toda la formación que ofrecemos sea para:

  • Favorecer el protagonismo misionero de adultos y jóvenes a través de la reflexión y acción misionera.
  • Desarrollar una experiencia de misión basada en el sentido de peregrinación.
  • Sensibilizar y sensibilizarnos en la vocación misionera desde el carisma Columbano.
  • Gestar espacios de conversión y concientización en torno a los grandes desafíos que nos presenta la sociedad de hoy, especialmente el cuidado a la creación.

     

Por eso, en los talleres, charlas, conversatorios y cursos, o participación en las Escuelas de verano, que organizan las vicarias zonales en Santiago, partimos siempre desde una metodología participativa, que entrelaza la sabiduría y experiencia de los participantes con la nuestra, de manera que juntos y juntas hacemos una proceso de reflexión y aprendizaje comunitario.

Colaborar en la renovación de la Iglesia a través de la formación misionera, implica, para nosotras y nosotros como equipo, estar atentas y atentos a la suave brisa del Espíritu que está presente en el mundo de distintos modos, impulsándonos a salir a los cruces de caminos y fronteras donde se viven la interculturalidad de experiencias religiosas, idiomas, culturas, lógicas económicas y sociales. De manera que toda la propuesta formativa surja de la realidad y promueva el encuentro con el diferente, favoreciendo los procesos y esfuerzos de comunión, perdón, solidaridad y confianza mutua en las comunidades.

Quizás, en estos años y desde la actual realidad chilena, la búsqueda de espacios comunitarios que favorezcan el respeto mutuo y reconocimiento de la dignidad de otro y otra, sea uno de nuestros mayores desafíos, ya que cada vez es mayor la brecha entre ricos y pobres, aumentando la injusticia y experiencia de “desamparo social”. Creemos que es vital promover una misión que asuma el desafío de crear espacios comunitarios donde se viva desde la lógica del Reino y se reencuentren las personas.

Uno de los proyectos del centro misionero que busca aportar en este sentido es el grupo que acompaña Hna. Valeska en la parroquia Santo Tomás, es un grupo de alrededor de 16 mujeres, todas agentes de pastoral, que se reúnen semanalmente para compartir la vida cotidiana, preocupaciones y heridas personales. Ellas apoyadas por la Hna. Valeska a través de la terapia de flores de Bach, unida a crecer en la experiencia de Jesús, van sanando heridas y reconstruyendo vínculos que les posibilita reconocerse como mujeres valiosas y dignas, y aportar mejor en la comunidad.

El Centro misionero sigue siendo un proyecto en construcción, donde todos y todas están invitados a colaborar, especialmente las comunidades a quienes ofrecemos el servicio formativo, de manera de que juntos y juntas podamos reconocer que “ser discípulo misionero es tener la disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un camino” (E.G. 127).

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