Amigos en la Montaña

Ayudar a las personas mayores en el Perú
Por la Hna. Sabina Choi

Hay personas mayores que viven en aldeas aisladas distribuidas en las montañas. La mayoría de ellos viven solos en muy malas condiciones. Sus hijos e hijas fueron a la ciudad en busca de trabajo - a menudo para no volver jamás - y dejando a estos padres ancianos completamente abandonados.

Recientemente, el gobierno comenzó a dar a los ancianos cada mes un poco de dinero. Muchos de ellos no pueden hacer uso de éste, porque no tienen documentación. Para todos los efectos, ellos no existen. Otros no son capaces de hacer el largo viaje para recoger el dinero, y corren también el peligro de que les roben en el camino. Aunque algunos se benefician de este dinero, la mayoría no. Así que decidimos tratar de hacer algo para ayudarlos. Tres veces al mes salgo a la montaña con dos compañeros. Traemos comida y otras cosas que puedan necesitar.

Afortunadamente, tenemos el uso de un coche sin el cual no podríamos hacerlo. Tomaría días a pie y ¿cómo podríamos gestionar los suministros? Los niños en esas zonas caminan dos o tres horas de ida y vuelta a la escuela cada día.
Primero, visito a Mario. Él tiene unos 70 años de edad y vive solo desde que su esposa murió. Él tiene sólo una pierna y está confinado a la cama. A veces no tiene comida. Él sólo espera a que uno de sus hijos vaya a ayudarlo. Es muy triste. Parece que tiene diabetes. La gente como él en la montaña tiene que vivir con sus enfermedades sin tratamiento médico.

Después visito a Juan que tiene más de 100 años de edad. Su esposa murió, y no tuvieron hijos. Su habitación es como una letrina. Él apenas puede caminar. Su comida consiste de papas secas cocidas sobre un pequeño fuego en el patio. Le traemos leche en polvo y harina de avena junto con algunos medicamentos simples para ayudarle con sus dolores. Sobre todo tratamos de llevarle amor y la seguridad de que no está solo.

Seguido visitamos a Clara. Ella tiene tres hijas que ahora son viudas y un hijo que murió. Ella necesita de cirugía, y su respiración es muy pobre. ¿Cómo va esta pobre mujer escondida en las montañas a obtener la ayuda médica que necesita?

Podría seguir y seguir contándoles sobre estos amigos que son muy valiosos para mí. Una vez al mes tenemos una reunión en la parroquia para aquellos que son capaces de asistir. La Hna. Young Mi y yo les servimos avena con leche. Después tenemos un corto compartir de alguna historia acerca de Jesús en la Biblia. Los voluntarios de la agrupación de jóvenes ofrecen sus servicios para cortarles el cabello o las uñas u otras necesidades personales. Eso nos lleva a la hora del almuerzo. Servimos sopa, arroz, patatas y un poco de pollo. Después es adiós y volver a las montañas con la seguridad de que "ustedes no están solo. Dios está con ustedes y nosotros también.” En Navidad los niños de nuestra pequeña escuela esperan recibir regalos. El último año algo cambió. Decidieron ellos hacer los regalos y presentarlos a los ancianos. Prepararon arroz con leche, hecho con azúcar y leche en polvo y ellos mismos lo ofrecieron junto con un poco de entretenimiento. Fue un momento agradable para todos los presentes.

A través de sus oraciones y apoyo financiero usted está presente con las Hnas. Sabina y Young Mi en Perú, con los ancianos en las montañas y con los niños en la escuela. El impacto de la presencia de las Hermanas y de sus servicios en las vidas de los jóvenes y ancianos es posible por su continua generosidad y nosotros le estamos siempre agradecidos.

 

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