Abuso sexual contra menores en la Iglesia Institucional

Hay cambios serios y profundos ocurriendo en la Iglesia Católica que reconocen y previenen el abuso sexual de menores por parte de cleros y laicos, para enjuiciar y sanar a las víctimas. Es el resultado atrasado de generaciones de abuso sexual histórico de menores por parte del clero y la negación y encubrimiento de los crímenes por parte de algunos obispos y cardenales alrededor del mundo. Se ha convertido en una crisis para la Iglesia como institución. 

El Papa Francisco recientemente ha aprobado una nueva ley para proteger a las victimas menores de edad y sancionar a cualquier clero sospechosos y acusado en el Vaticano. Antes de esto, no había ley para proteger a los menores en el Vaticano. Es un modelo para otros y una ley de cero tolerancias. Cada queja de abuso de menores debe ser reportada e investigada de inmediato.

En las Filipinas, el arresto y detención del Padre Americano Kenneth Hendricks, 78, en Naval, un pueblo en la provincia de Biliran, el pasado 5 de diciembre del 2018 por alegadamente abusar sexualmente de docenas de niños ha enfocado su atención en la cultura de silencio, encubierto y falta de acción por parte de otros miembros del clero, oficiales y católicos. Los crímenes alegados fueron reportados inicialmente a las autoridades de los EEUU quienes llevaron a cabo una investigación y levantaron cargos contra Hendricks en Ohio donde un juez emitió una orden de arresto.

El hecho de que las personas locales no se atrevieron a acusar al sacerdote a pesar de conocimiento y quejas de varias de las victimas indica un miedo de castigo por ir en contra de un sacerdote de la Iglesia católica. La era de miedo e impunidad está llegando a su fin en muchos países, pero no en las Filipinas. 

La mayoría de los casos de abuso sexual de menores por parte de clérigos son rara vez expuestos y el Arzobispo Cardenal Luis Antonio Tagle dice que se investigan internamente. Así que, no hay castigo civil para los abusadores y no hay justicia para las víctimas. La impunidad reina y parece que no habrá cambio. 

Para algunos católicos, la vergüenza global y la historia muy conocida sobre el abuso sexual clerical contra menores ha retado y debilitado la fe de muchos y hasta ha hecho que algunos abandonen la Iglesia. Los clérigos que no abusan están profundamente avergonzados por los crímenes terribles contra menores que muchos permitieron por ignorancia, falta de acción o silencio. Tenían miedo o vergüenza de reportar a otro sacerdote y fueron muy cobardes para proteger a las víctimas. El silencio es un tipo de consentimiento. Ahora, la diócesis tiene reglas y normas estrictas para reportar el abuso y sancionar a los abusadores en las cortes civiles.

¿Estamos sorprendidos por los males serios cometidos por clérigos, obispos y cardenales alrededor del mundo? Se supone que sean un buen ejemplo de la vida cristiana al vivir una vida virtuosa, un amor de la justicia y protección de menores. Pero muchos han fallado. ¿Está tambaleando nuestra fe, debilitándonos y haciéndonos inútiles? Para algunos, la respuesta es sí, pero para otros, es no. Porque la fe no es primordialmente creer en la Iglesia como una institución humana, pero en la persona de Jesús el Nazareno y los valores del evangelio.

Es un momento de retos para todos los católicos, especialmente los obispos y sacerdotes quienes debemos examinar nuestra fe y preguntarnos si la fe es en la persona de Jesús y si tenemos una relación con él. ¿Tenemos un compromiso fuerte con su enseñanza simple pero profunda?

¿Es nuestra fe en sus principios morales creer en la dignidad humana de cada persona? ¿Creemos y vivimos sus valores de justicia social, derechos humanos, compasión y amor y especialmente en la inocencia y protección de los menores y los extranjeros? ¿Nuestra fe se expresa a diario en acciones para la justicia y protección de los menores y los extranjeros? Si no, entonces como dice Santiago, nuestra fe está muerta (Carta de Santiago 2:26).

La Iglesia como la fundó Cristo es una comunidad. Es la Gente de Dios, todos los creyentes y no creyentes que hacen el bien unidos en una fe y práctica de lo que Jesús nos ha enseñado y hecho y lo cual nos llama a imitar y seguir Sus principios de vida.

Como una institución, la Iglesia es una creación humana con una jerarquía, una cadena de mando, una burocracia, un sistema de leyes, disciplina, reglas, normas y prácticas sacramentales de las cuales nos han dicho brota la salvación. Pero la fe en acción es lo que nos acerca a Cristo en la vida diaria.

Esta Iglesia institucional y muy humana ha tenido muchos incidentes que traicionan a Cristo y sus enseñanzas. Desde Chile a Brasil, EEUU, Irlanda, Francia, Reino Unido, Alemania, Austria y otras partes, escándalos de abuso sexual de menores y otras fallas serias de parte del clérigo y los obispos es evidente. Algunos han fallado al no escuchar a las víctimas o responder de inmediato. Otros no han sido compasivos y no han cuidado a las víctimas, ayudándolas a sanar y encontrar justicia. Algunos sacerdotes y obispos escondieron los crímenes, transfirieron sacerdotes, permitiéndoles abusar nuevamente. Eso en si es un crimen. 

Muchos obispos han renunciado debido a su falta de acción de acuerdo a las enseñanzas de Jesús en Mateo 18:1-8. Jesús dice que los niños son lo más importante en el Reino de los Cielos, no los adultos. Ese Reino está aquí en la tierra. La justicia debe ser entregada a las víctimas y Jesús dijo que una piedra simbólica debe ser atada al cuello del abusador y ellos deben ser lanzados al océano. Palabras fuertes, pero Jesús enfatiza la inocencia de los niños y lo serio que es abusarlos. Aceptar y protegerlos, es aceptar a Jesús. Por eso la sanación y justicia es tan importante para las víctimas de abuso.

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